Vivía deshojando margaritas, por aquel entonces. Y hoy, aún, sigo en ello. No por saber si me quiere, o no me quiere, o si me vuelve a querer. Simplemente porque de otra forma no podía, no sabía, o no quería. No me daba la gana. Y así, sin darme cuenta, iba coloreando ideas de plata, restando días de mi vida, sumando amigos, lugares, sentimientos -tristes, alegres- vivencias y recuerdos. Empujándome a reflexiones sin límite, muchas de las veces. Y pienso. Y deseo, veo, que quiero vivir en la luna, reina de la distancia. Pero luego te recuerdo, y quiero paralizarme. Yo, junto al tiempo.

No llames la atención ni sigas provocándome. Que ya voy comprendiendo cada movimiento. Me gusta lo que haces para conquistarme, para seducirme, para enamorarme. Y vas causando efecto... No sabes como me entretienen tus locuras. Y que para verte invento mil excusas.