Hace demasiados meses
que mis payasadas no provocan
tus ganas de reír.
No es que ya no me intereses,
pero el tiempo de los besos y el amor…
es la hora de dormir.
Duele verte removiendo
la cajita de cenizas que el placer
tras de si dejó.
Mal y tarde estoy cumpliendo
la palabra que te dí cuando juré
escribirte una canción.
Un Dios triste y aburrido nos castigó
por trepar juntos al árbol
y atracarnos con la flor de la pasión,
por probar aquel sabor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario