Perdón.

Perdón… que palabra. Eso es justamente lo que te tenía que decir hace mucho. Pero son tantos los sentimientos que en este momento me llevan a escribirte esto.. Que ya no se que poner. Es que  me siento mal y me siento bien, me siento sola y tan acompañada, me siento agobiada y relajada. Sé que nunca te voy a confesar todo esto en tu cara, porque ese es tu papel y somos diferentes. Quiero ser sincera y no puedo esperar más. No dormí por días, semanas pensando en todo lo que debía decir. Sin dejar de llorar me reía de todo lo que se me ocurría. Cosas sin sentido y explicaciones patéticas que no llevaban a nada. Era mejor hablar conmigo antes de intentar charlarlo con vos. Pensé que no ibas a volver, pero era obvio que necesitaba dar mi brazo a torcer de una vez. Estaba atada a mis sentimientos, que sólo me transmitían confusión y sé que ahora al soltarlos, al dejarlos libres, me siento mejor. Ojalá esto nunca antes haya pasado, que sea esto todo un sueño. Un puto sueño, una pesadilla como las que me agobian y no me dejan dormir a la noche. Son trastornos muy escondidos en mi mente, problemas que me persiguen y no puedo solucionar. De mañana fumo un cigarrillo y pienso. Pienso, de eso se trata mi vida dicen. Que tendría que dejar de pensar me aconsejan, que sólo me deje llevar. Eso no suena mal, pero no es buen plan para alguien como yo. Tan precavida y lógica. Algunos errores, de todos los que cometí, me hicieron esto. Hoy, algo que no puedo callar. Soy rara, diferente, aunque algunos digan “especial”. Esto que me representa es sólo una falsedad, no soy ya como todos me ven. Antes si, sabía disfrutar… Pero todo llegó de golpe, como salido de un cuento de terror. Fue como un viaje a otro mundo, un lugar sin sol que no conocía. A veces me acuerdo tarde de lo que estoy haciendo, es como si no lo controlara. Son como fantasmas que salen a patotear, un millón de veces me escondí, pero al empezar a llorar era obvio que me iban a encontrar.

Sólo sé delirar.