Escoger un camino significaba abandonar otros.
Tenía una vida entera para vivir, y siempre pensaba que quizá se arrepintiera, en el futuro, de las cosas que quería hacer ahora. "Tengo miedo de comprometerme", pensó. Quería recorrer todos los caminos posibles, e iba a acabar no recorriendo ninguno.
Ni siquiera en lo más importante de su vida, el amor, había conseguido ir hasta el final; después de la primera decepción, nunca más se entregó por completo.
Temía el sufrimiento, la pérdida, la inevitable separación. Claro, estas cosas estaban siempre presentes en el camino del amor y la única manera de evitarlas era renunciando a recorrerlo.
Para no sufrir, era preciso también no amar.
Como si, para no ver las cosas malas de la vida, terminase necesitando agujerearse los ojos.
Es muy complicado vivir —
Había que correr riesgos, seguir ciertos caminos y abandonar otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario